El Préstamo que Sigue Cobrando
Hace treinta años, cuando era madre soltera y trabajaba en dos empleos, mi coche era lo más importante que tenía. Me llevaba al trabajo, llevaba a mis hijos a las citas médicas, a los deportes y actividades extraescolares. Era viejo y estaba destartalado y, en invierno, la calefacción tardaba media hora en calentar, pero era fiable en general.
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