Los Beneficios de Jugar al Aire Libre
El verano ya está aquí y es momento de pasar tiempo al aire libre disfrutando de todo lo que su entorno tiene para ofrecer.
Así que colóquese protector solar, tome una botella de agua y exploremos. Las actividades al aire libre alientan a los niños a aprender sobre las ciencias y no es necesaria ninguna planificación. Los niños son exploradores naturales, así que traiga una lupa y algunas bolsas pequeñas. Al convertir sus preguntas en proyectos, podría comenzar un pequeño huerto. Las semillas de rápido crecimiento (guisantes, judías verdes, maíz) son perfectas para experimentos caseros. Libros ilustrados como The Carrot Seed, de Ruth Krauss, y Growing Vegetal Soup, de Lois Ehlert, añaden lectura temprana a la mezcla y desarrollan el vocabulario y el conocimiento de los niños. Si necesita semillas de hortalizas gratis, venga al Centro FACE en 49 Osborne St. para recogerlas.
El juego al aire libre brinda oportunidades para la interacción social con otros niños en nuestros parques infantiles locales. Las actividades al aire libre brindan la oportunidad de practicar habilidades sociales y emocionales con otros niños, incluyendo la resolución de problemas, tomar turnos, animarse, autocontrol, tomar riesgos de manera segura y seguir las reglas de un juego. El juego brinda oportunidades para desarrollar la empatía; por ejemplo, imagine a un niño animando a otro a probar el tobogán o un niño consolando a otro que se ha caído mientras corría.
La tasa de obesidad entre los niños estadounidenses de 2 a 5 años es del 14 por ciento, lo que lleva a un mayor riesgo de problemas de salud como diabetes y enfermedades cardíacas. La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda un tiempo al aire libre supervisado para niños desde el nacimiento hasta los 5 años de al menos 30 minutos a 1 hora cada día. El juego al aire libre es una excelente manera de modelar el placer de la actividad física. Cuando los niños corren, saltan, trepan, lanzan y patean pelotas y montan juguetes que requieren equilibrio, también desarrollan habilidades motoras gruesas y comienzan a desarrollar el hábito de estar activos.
Puede utilizar espacios al aire libre para crear actividades de aprendizaje intencionales que son difíciles de ejecutar en el interior. Es de gran valor mirar libros sobre la naturaleza a la sombra de un árbol, verter (¡y salpicar!) agua en un nivel freático al aire libre, construir grandes estructuras en la caja de arena o en el barro, recolectar hojas, observar un desfile de hormigas o jugar a fingir en una estructura de patio de recreo. Para aprovechar al máximo su tiempo al aire libre, piense en actividades creativas, alegres y atractivas que aprovechen la necesidad de los niños de moverse. ¿Recuerda haber hecho pasteles de barro y fuertes cuando era niño? El aire libre es el lugar perfecto para proyectos grandes (y complicados) que apoyan las habilidades STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), como la construcción, juegos con arena y agua y las investigaciones del mundo natural.
El juego al aire libre promueve un mejor sueño y los niños se mantienen más sanos. Un estudio realizado con niños de 2 a 5 años demostró que los niños que juegan al aire libre duermen mejor por la noche, ya que el juego reduce el estrés. Jugar al aire libre tiene beneficios tanto para los niños pequeños como para sus familias. Es una pausa refrescante en el programa del día: tiempo reservado para mirar y escuchar, explorar y observar, moverse y soltarse.
Anne E. Mead, ed. D. es la Directora de Asociaciones Familiares, Escolares y Comunitarias de las Escuelas Públicas de Danbury. Puede comunicarse con ella al 203-830-6508 o por correo electrónico a meadan@danburyu.k12.ct.us.