La Intolerancia Está en Todas Partes

No hay duda de que muchas personas ya no se ven limitadas por los viejos estándares de moralidad y conducta apropiada. Todos los días escuchamos de ataques verbales y físicos por parte de personas que ya no sienten la necesidad de disimular sus sentimientos. Están los monstruos habituales: antisemitas, personas que odian a los inmigrantes, racistas, misóginos, homófobos, pero este comportamiento explosivo se ha extendido a la vida cotidiana. La furia al volante, en la que la conducta de las personas hacia otros conductores es a la vez inexcusable y peligrosa, es mucho más común. Incluso en tiendas y supermercados, los ataques no provocados están en los titulares. Muchos de nosotros estamos asustados, y deberíamos estarlo.
Como adultos, podemos aprender a protegernos al no provocar a quienes nos rodean y que son claramente desequilibrados. Podemos reconocer que la intolerancia dice más sobre el intolerante que sobre la víctima. Podemos defendernos sin provocar una confrontación. Podemos sentirnos orgullosos de nuestros valores, pero ¿qué pasa con nuestros hijos?
Por desgracia, los niños ya son vulnerables y no siempre podemos estar ahí para protegerlos. Por eso tenemos que prepararlos para el mundo tan feo que nos espera hoy. Una vez que los niños tengan la edad suficiente para ir a la escuela, deben saber que en el mundo hay gente mala. Los adultos y los niños que dicen cosas malas siempre estarán a nuestro alrededor. Es importante que sus hijos se den cuenta de que no tienen la culpa. Deben aprender que contarle a un maestro o a un padre sobre este tipo de ataques siempre es lo correcto. Tratar de defenderse nunca ayudará.
Los niños también necesitan saber que las personas perturbadas dicen cosas terribles y que no tienen la culpa del comportamiento de los demás. Especialmente hoy, no podemos corregir el comportamiento de estas personas que solían tener miedo de que la sociedad las castigara por sus opiniones y acciones, pero ahora se sienten envalentonadas para exponer sus inclinaciones más malvadas. Nuestro trabajo ahora es evitar a aquellas personas y situaciones que los provoquen. Sí, es injusto que debamos modificar nuestro comportamiento para adaptarnos a este mal, pero debemos protegernos a nosotros mismos y a nuestros hijos. He dicho antes que la vida es injusta. Los niños necesitan saber que no existe un hechizo mágico que embellezca el mundo.
Continúe elogiando a su hijo y demuéstrele que hay bondad en el mundo. Sea un ejemplo para sus hijos. Ame y proteja a sus hijos. Como sociedad, debemos esforzarnos por mejorar, pero el primer paso comienza en casa.
Robert B. Golenbock, MD, ahora está jubilado. Cuidó a niños en el área de Danbury durante 43 años, incluso en el Centro de Medicina Pediátrica (CPM), ubicado en 107 Newtown Rd, #1D, Danbury, CT, 06810. Para más información, llame al (203) 790-0822 o visite https://centerforpediatricmedct.com.