La Necesidad de Invertir en Transporte Público y Alternativo
A medida que nos acercamos al inicio de la próxima sesión de la Asamblea General, los legisladores deben adoptar un enfoque serio para abordar el inadecuado y vergonzoso sistema de transporte público del estado.
El contralor estatal, Sean Scanlon, anunció recientemente que el estado está en camino de terminar el año fiscal con un superávit de 200 millones de dólares en el Fondo Especial de Transporte (STF). El objetivo principal del fondo, que recibe sus ingresos de un impuesto que grava la gasolina al por menor y al por mayor, es financiar la mejora del sistema de carreteras y transporte público del estado.
Una de las principales críticas al STF es que el fondo se basa en una tributación regresiva, donde el impuesto a la gasolina de los residentes se aplica a la misma tasa sin importar los ingresos. Si bien los residentes más ricos del estado no tienen problemas para contribuir al fondo, las familias trabajadoras y de bajos ingresos obligadas a desplazarse en automóvil debido al pésimo sistema de transporte del estado se ven afectadas de manera desproporcionada.
Para los residentes que viven de sueldo en sueldo y que utilizan el transporte público como su principal medio de transporte, viajar en Connecticut es un ejercicio de tortura que refuerza la desigualdad económica que existe en uno de los estados más ricos de la nación.
Por ejemplo, si vive en Danbury y trabaja en Waterbury, o viceversa, no tendrá suerte si depende de los autobuses para viajar, a pesar de que la I-84 entre las dos ciudades es uno de los tramos de autopista más congestionados del estado. No existen viajes en tren ni una red de senderos para bicicletas que conecten las dos ciudades, aunque ambos municipios están a menos de 30 millas de distancia.
Que el estado aplauda un superávit récord al imponer un impuesto regresivo e irrazonable a los residentes de bajos ingresos sin pedir a los ricos que paguen su parte justa por nuestras necesidades de transporte es injusto y un insulto a las personas que se ven obligadas a conducir diariamente hacia y desde el trabajo.
El estado debería invertir en formas de sacar más automóviles de las carreteras, como convertir líneas ferroviarias antiguas y sin uso en senderos para bicicletas y caminar que puedan conectar comunidades con un impacto ambiental mínimo, invertir en servicios de autobús que conecten Danbury con Waterbury y Hartford, y adoptar un enfoque severo para expandir el servicio ferroviario en áreas del estado que necesitan desesperadamente formas alternativas de transporte.
Comuníquese con los legisladores de su estado y exija un cambio al transporte público en Connecticut, o reemplácelos en noviembre con representantes que escuchen sus necesidades.